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Carlos Hipólito

Soy actor y he tenido mucha suerte por poderme dedicar a lo que me apasiona, que es la interpretación.

El método gronholm de Jordi Galcerán con Carlos Hipolito Cristina Marcos Jorge Roelas

La mirada tal vez sea uno de los sentidos más importantes para mí; estamos hablando de un Arte que se expresa construyendo imágenes sobre un escenario, sea una escena en un teatro o en un lugar alternativo. Lo contemplo como cuadros vivos prolongados en el tiempo, imágenes que se sacralizan bajo el mágico matiz de la luz. Acciones que nos cuentan historias en su transitar, actitudes escondidas en el movimiento, impresiones de energía y emoción plasmadas mediante la forma del actor. El silencio sacraliza el momento, se delata con atmósferas sonoras, el cuerpo baila, vibra o simplemente cabalga sobre una partitura de movimientos y paradas, todo siempre nutrido por la situación dramática, y enmarcada en la incondicional estilización del gesto en el cuerpo.

Y miras sobre la escena, y entonces ves cómo el misterio empapa las acciones, el tiempo parece crear otra dimensión, todo encaja como un gran juguete mecánico, como si el cuerpo humano fuera la corriente que da la vida a la escena, una especie de actor total renace en el espacio vacío, como un eco histórico de la existencia del ser humano y su universo, el ingrávido testigo de una poética nacida de lo invisible.

Muchos lo ven como un lenguaje artístico mudo, pero yo no estoy del todo de acuerdo; sí es verdad que contemplo que su mayor fuerza recae sobre el juego de la corporalidad, y en la evidencia del silencio, pero no veo que sea un arte que trueque las palabras por gestos, en realidad va mas allá de las palabras, apela a la acción dramática. Se dicen cosas que no se pueden decir con el verbo, y si hay algo que está mejor dicho mediante el habla, el teatro gestual contemporáneo adopta la palabra como si fuese un gesto más de la acción teatral, haciéndola parte de un todo, como un eco o dinámica interna.